Por Fátima Cáceres,
Licda. Comunicación social.
Con el miércoles de ceniza inicia la Cuaresma y a pesar de
que dura cuarenta días en todo el mundo no significa lo mismo para todos.
Al escuchar sobre esto hay quienes piensan: Habichuelas con
dulce, otros: viernes sin poder comer carne, qué vamos a comer ahora sin carne
no hay comida, yo para comprar bacalao con lo caro que está mejor me como mi
pollito, dique arenque al medio día o un guiso de huevos ay asco.
Entonces valdría la pena preguntarnos si el sentido de la
misma ¿es lo que entra por la boca o lo que sucede en nuestro interior?
“La cruz que las cenizas trazan sobre nosotros es el signo
de la victoria de Cristo sobre la muerte”.
Nuestra mayor preocupación debería estar puesta en dedicar
unos momentos en hacer un espacio para acallar los ruidos internos, dejar a un
lado las miradas de los demás y sincerarme conmigo misma ahí donde no puedo
mentirme y verme tal cual soy para que al menos no me pasen por encima estas 5
semanas que la Iglesia me propone para trabajar en mi conversión.
Este no es un tiempo de obligaciones forzosas en cuanto
ayuno, abstinencia y oración que son sus grandes tres sentidos, más bien una
oportunidad, una sugerencia que persigue algo muy positivo para nosotros mismos
y para el mundo; el que seamos mejores seres humanos y que nuestro cambio pueda
ir calando en las realidades negativas que nos rodean hasta inundarlas.
Este es solo el camino que conduce a la gran celebración de
la Pascua y a la que no podemos entrar con cualquier traje, en esto días nos
ponemos en remojo y nos lavamos no porque deba sino porque siempre será
saludable física como espiritualmente sacar lo me impide escribir la mejor
historia de todas, mi vida, recuerda que no hay ensayos y solo se vive una vez.
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