Por Fátima Cáceres
Veloz.
En el mundo en que
vivimos la paternidad y maternidad cada vez inician más temprano y aunque
hasta un
tornillo que se compre viene con un manual de instrucciones nadie nos prepara
para ser padres y madres mas allá de la manutención y cuidado del bebé, al
menos mientras dura la licencia médica post- parto.
La mayor preocupación
está puesta en que no falte alimento, vestido y saber que el niño o la niña
siempre esté con alguien que a nuestro juicio sea confiable y que esto nos
permita ocuparnos de otras actividades que pueden ser trabajo, estudios o
simplemente tiempo de ocio.
Hemos confundido el
criar con el educar y esto nos conlleva a delegar en otros la parte de
formación previa que deberían llevar los hijos e hijas a la escuela por no
sentirnos en capacidad de hacerlo o porque no nos corresponde.
Según el diccionario
la crianza se refiere a la
Alimentación y cuidado que recibe un animal o bebé recién nacido hasta que puede valerse por sí mismo
que incluye el Proceso de educación, enseñanza y aprendizaje,
sin embargo, en la definición no habla de actores y aunque se sobre entiende
que va dirigido a progenitores o tutores, por nuestros compromisos cotidianos o
intereses particulares lo hemos ido delegando a terceros.
La Escritora y orientadora familiar, Victoria
Cardona en su libro Quién cría a tus hijos sostiene que: Uno de los aspectos más preocupantes que se
detectan en las relaciones entre familia y escuela es que las relaciones que
las familias mantienen con el conjunto de la sociedad se han trasladado a los
centros de enseñanza. Las familias empiezan a considerarse
"clientes", consumidores de los servicios educativos, a los que
demandan mayor calidad en los productos, olvidando que es la familia la
protagonista de la educación de sus hijos.
Cualquier madre o padre tiene la capacidad de
mejorar con el fin de atender mejor a sus hijos y no abdicar de su primera
responsabilidad, que sigue siendo la misma aunque vayan a la escuela, porque
saben que son los primeros educadores de sus hijos. Saben, también, que cuando
esta tarea se vive con ánimo positivo en casa y se colabora con la escuela, su
hijo obtiene beneficios excelentes.
La función del centro educativo es,
fundamentalmente, la de impartir unos conocimientos que los padres no pueden
dar y de ser el refuerzo y el apoyo complementario para ayudar al individuo a
desarrollar su formación completa en todos los ámbitos de su personalidad.
Los niño(a)s a partir de los 2 años, algunos antes,
son recibidos en centros privados para su cuidado al tiempo de transmitirle
algunos conocimientos hasta que inician la etapa de estudios primarios y demás,
ahora el gobierno dominicano ha abierto unas Estancias Infantiles diseminadas
por el país que no dan abasto para la gran demanda que tienen. Estas son
lugares desarrollados por el Sistema Dominicano de Seguridad Social para
atender a los hijos de los trabajadores que cotizan hasta los 5 años, que es la
edad en que son recibidos por el sistema nacional de educación.
Una familia que quiera llevar a su hijo a una
estancia infantil privada deberá pagar entre RD$3 mil a $30 mil pesos
mensuales, además de suplir todo lo que necesita el infante mientras que el Sistema
de la Seguridad Social permite ese servicio de manera gratuita.
Debido a esto muchos padres han encontrado en la
oferta pública una opción para prescindir de los colegios, guarderías y hasta
las salas de tarea que te agarraban a los pequeños por un horario determinado
pero que suponían un pago mensual cuantioso.
Entonces, ¿En manos de
quien depositamos nuestros hijos la mayor parte del tiempo?; ¿quiénes son
realmente los que los educan en los diferentes niveles?
Las madres cada vez
están menos en casa; la mujer ha ido buscando su realización profesional y
laboral ausentándose en ocasiones por 7-10 horas del hogar y cuando llegan es a
lidiar con el quehacer doméstico, organizar uniformes, revisar si la tarea está
hecha, atender al esposo, descansar y un largo etc. Y culturalmente, al papá no
es a quien le corresponde la crianza, sino ser el soporte económico esto
ocasiona que la formación que reciben sea deficiente y cuando les toque repitan
los patrones que aprendieron.
El Papa Francisco
dedica cada miércoles en el Vaticano un mensaje a la familia y ha dicho en
reiteradas ocasiones “Si el trabajo mantiene como rehén a la familia y
obstaculiza su camino, quiere decir que la sociedad humana ha empezado a
trabajar contra sí misma”.
A pesar de que la
Iglesia reconoce la importancia del trabajo y la realización del ser, nos
cuestiona sobre si ¿vale la pena trabajar tanto para acomodar a nuestra familia
y saciar todas sus necesidades si con ello los entregamos casi por completo a
un vecino que nos hecha la mano en lo que llegamos, en la mañana están en un
centro de estudio y en la tarde en sala de tareas o viceversa o los inscribimos
en una tanda extendida para que se nos haga la vida más fácil, o recurrimos a
los abuelos para que se encarguen de ser padres por segunda vez aunque corramos
el riesgo de que los malcríen como popularmente se dice con tanto consentirlos?
Cuando el niño o la
niña tiene un mal comportamiento somos severos en juzgar a los padres sobre lo
que ellos hicieron, dijeron o dejaron de hacer, nos llenamos la boca con lo mal
educado que es el hijo de fulano o mira lo que hizo el de perencejo en términos
muy dominicanos, pero realmente tienen ellos la culpa cuando no han sido los
responsables de la formación de estas personitas o será que ¿esa conducta es
justamente el reflejo de la falta de las figuras paternas?
Son muchos los que
lloran el amargo fracaso de sus familias y se cuestionan a viva voz ¿Qué hice
mal?, ¿En qué me equivoqué contigo?, ¿De quién aprendiste eso porque aquí no
fue?
La humanidad ha sido
testigo de que la inversión en buenos colegios, clases extracurriculares,
dominio de saberes diversos se quedan cortos si no hay igual inversión en
tiempo de calidad con los nuestros, no es estar en casa ni siquiera estar cerca
de ellos para vigilarlos y que no se metan en problemas, es una compañía
activa, involucramiento con ellos, un diálogo que incluya no solo sus faltas
sino las nuestras como padres y madres.
Parece que aquellos
definidos por Joan Manuel Serrat, como los que organizan los horarios, que
domestican por el bien del niño, transmiten las costumbres y cuentan cuentos
que alcanzan para dormir, no tienen mucho sitio en la programación actual.
La ausencia es notable
y eso en vez de arreglar las cosas las empeora porque Incluso aunque los padres
no se hallen presentes, los niños llevan en su interior una idea de padre y de
madre, es una ley psicológica, explican los expertos, cosa que se contradice
con una sociedad donde sobreabundan las madres solteras y los hijos huérfanos
de padres vivos, así mismo, huérfanos porque aunque están ahí no se ocupan de
estos y es igual como si no estuvieran. Entonces un educador, una madre o padre
adoptivo, una abuela tutora, un amigo y el conjunto de personas que ayudan a un
niño a ser sujeto de sí mismo son los padres que crían en nuestro tiempo. Sin
embargo, no es a ellos es a quien la sociedad juzga cuando el niño o la niña
tienen un mal comportamiento sino a padres biológicos.
La Psicóloga Laura
Esteba sostiene “No existen padres buenos o malos ni culpables, sino padres
responsables que se equivocan, se enjuician y se cuestionan, se comprometen con
las situaciones de sus hijos. Ser padres no es una profesión. No basta con
formarse o informarse para adquirir competencias de progenitor. Ayuda, pero no
es suficiente”
Traerlos al mundo
demanda realizar un gran número de ajustes en la vida en general, desde el
espacio físico que debe reacomodarse para que ese niño que viene tenga lugar,
como el espacio afectivo que ese niño va a demandar en la familia. Una demanda
de atención, de compañía, de cuidado, de seguridad, de contención y de
presencia.
Hagan lo que hagan los
padres, su educación siempre es mala a ojos de sus hijos. Sólo deben
preocuparse en caso de que el niño los encuentre perfectos, ya que, siempre
habrá épocas difíciles de pasar, y aceptar como padres que es imposible evitar
todo sufrimiento a los niños es una tarea muchas veces de gran dificultad, pero
recuerden los hijos no
siempre escuchan todo lo que les digas que hagan pero siempre harán todo lo que
usted hace.
La crianza de los niños es una de las tareas más
difíciles y satisfactorias del mundo y es para la que menos estamos
preparados.
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