A diario
salen de nuestra boca miles y millones de palabras y nos hemos acostumbrado
tanto a hablar que no nos detenemos a pensar en lo que decimos.
Las palabras
son tan poderosas, más de lo que imaginamos, con ellas edificamos o destruimos,
enaltecemos o enterramos a: una persona, circunstancias, momentos, vidas.
Les
propongo leer este artículo sobre el poder que tiene lo que decimos…
El poder de nuestras palabras
Siempre que
estamos delante de niños hablamos con cuidado, porque no queremos que ellos
aprendan palabras incorrectas o porque no queremos que las pronuncien sin
control y puedan hacernos pasar verguenza en cualquier momento. ¡Claro! Los niños
dicen muchas cosas sin detenerse a pensar qué efecto puede causar el que las
pronuncien un determinado contexto.
Así son las
palabras para nuestra vida, nuestra vida toma la acción que tienen las palabras
que decimos, es por eso que el pensar antes de hablar tiene mucho sentido, nos
evita muchas “situaciones”.
Las palabras tienen el poder de crear y de
destruir
Nuestras
palabras tienen el poder de crear y el poder de destruir, el mejor ejemplo lo
podemos apreciar en una amistad o una relación, comienzan conversando y por
cualquier palabra que podamos decir fuera de lugar puede terminar.
Si digo No
Puedo, es cierto ¡no puedo!, ya lo dije, pero si digo ¡Sí Puedo! también es
cierto porque lo dije también. A las palabras NO SE LAS LLEVA EL VIENTO, quedan
enganchadas en nuestra mente y corazón, y así van dirigiendo nuestra vida, por
el camino que le decimos.
Si nuestro
vocabulario es pobre y pesimista, así es nuestra vida. Queremos abundancia,
queremos paz, queremos ser felices, etc., pero con nuestra boca declaramos todo
lo contrario.
De nuestras
palabras depende nuestro futuro, así que empecemos a cambiar nuestra vida,
cuidando las palabras que decimos y nuestra forma de hablar, así como si
estuviéramos rodeados de niños siempre y nuestra vida se dirigirá por ese
camino en el cual queremos estar.
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