Por: Fátima Cáceres Veloz
Te ha pasado que te
levantas cada día y ¿no eres quien guía a
tu cuerpo?, es como si él supiera el camino para vivir cada hora con lo
que corresponde pero sin que tú hagas un esfuerzo mayor para hacer ciertas
cosas.
Hay quienes le llaman
rutina, yo vivir en automático. Es como si nos hubiesen programado como a
nuestro celular, PC, tablet... Nos activaron esa función y con ella
perdimos la capacidad de sorprendernos por un nuevo amanecer, el cantar de los
pájaros y cualquiera de los pequeños milagros que Dios ha puesto en mi vida,
estamos ansiosos de ver ocurrir cosas tan sorprendentes que nos perdemos de las
pequeñas experiencias que hacen del mundo un lugar único.
¿Cuántos no habrán
despertado hoy? Y tú que sí tuviste la oportunidad probablemente ni has
agradecido por ello.
Te quejas por tener
que levantarte de nuevo para ir al trabajo sin darte de cuenta de quienes pasan
años esperando uno. Tu problema es cocinar cuando hay quienes hace días no se
llevan una comida decente a la boca.
Te abruman las
cuentas por pagar, el saldo del mes del colegio, agua, la casa, vestir a los
niños, que lleguen a tiempo y tu a tus labores pero ¿los cambiarías solo por no
tener la molestia de atenderlos?, Posiblemente no estemos dispuestos a
sacrificarlos solo por no pasar un chin mas de trabajo, entonces, piensa en
esto la próxima vez que te hagan coger mala sangre con alguna desobediencia o
se retrasaron algunos meses de los pagos.
Tenemos mucho por
agradecer y por vivir, dejemos de medir la existencia por los años que tenemos
en la tierra, más bien, midamos la vida por cada cosa que vivimos, cada aroma
que percibimos, cada persona que nos cruzamos, cada momento que nos obliga a ser mejores que ayer.
Si dejas para ser
feliz al futuro ten en cuenta que el futuro y la felicidad son relativos, si no
los aprovechas hoy quizás no los tengas mañana. Apaga el automático y solo
VIVE.
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