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lunes, 9 de agosto de 2010

Decálogo del periodista

Este decálogo del periodista lo escribió Manuel Lozano Garrido, "LOLO" Periodista, Escritor y declarado beato, que murió el 3 de Noviembre de 1971 y que sin embargo, sigue hoy plenamente vigente

Manuel Lozano Garrido,

Manuel Lozano Garrido, "LOLO"

Manuel Lozano Garrido, LOLO, joven de Acción Católica, escritor y periodista, inválido -y ciego- en silla de ruedas durante más de 28 años.

1.- ¿Quién es Lolo?

Lolo fue un joven de Acción Católica. Nació en Linares (Jaén. España) en 1920. A los 22 años una parálisis progresiva le sentó en un sillón de ruedas. Su inmovilidad fue total. Los últimos nueve años, también ciego. Pero Lolo fue un joven laico, un cristiano que se tomó en serio el Evangelio, o como decía de él Martín Descalzo: “Se dedicaba a ser cristiano. Se dedicaba a creer”.
Tan en serio se tomaba el Evangelio que un día alguien (Hno. Robert de Taizé) se acercó a su casa. Lo vio. Lo oyó hablar. Miró aquel cuerpecillo agarrotado. Tomó la pluma y escribió en la pantalla de la lámpara que alumbraba desde el rincón la mesa donde Lolo trabajaba. “Lolo, sacramento del dolor”.
Pero este joven de A.C., que mantuvo la perenne alegría en su permanente sonrisa, “varón de dolores” y sin embargo sembrador de alegría en los cientos de jóvenes y adultos que se acercaban a él en busca de consejo, tenía un secreto: su fe. Ha sido el primer periodista laico beatificado, llevado a los altares.

Decálogo del periodista

  1. Da gracias al ángel que clavó en tu frente el lucero de la verdad y lo bruñe a todas horas.
  1. Cada día alumbrarás tu mensaje con dolor, porque la verdad es un ascua que se arranca del cielo y quema las entrañas para iluminar, pero tú cuida de llevarla dulcemente hasta el corazón de tus hermanos.
  2. Cuando escribas lo has de hacer: de rodillas para amar; sentado para juzgar; erguido y poderoso, para combatir y sembrar.
  3. Abre pasmosamente tus ojos a lo que veas y deja que se te llene de sabia y frescura el cuenco de las manos, para que los otros puedan tocar ese milagro de la vida palpitante cuando te lean.
  4. El buen peregrino de la palabra pagará con moneda de franqueza, la puerta que se le abre en la hospedería del corazón.
  5. Trabaja el pan de la limpia información con la sal del estilo y la levadura de lo eterno y sírvela troceada por el interés, pero no le usurpes al hombre el gozo de saborear, juzgar y asimilar.
  6. Árbol de Dios, pídele que te haga roble, duro e impenetrable al hacha de la adulación y el soborno, pero con tu frente en las ramas a la hora de la cosecha.
  7. Si a tu silencio se llama fracaso porque la luz falta a la cita, acepta y calla. Pobre del ídolo que tiene los pies del barro de la mentira. Pero ojo a su vez, con la vanagloria del mártir cuando las palabras no suenan por cobardía.
  8. Siégate la mano que va a mancillar, porque las salpicaduras en los cerebros, son como sus heridas, que nunca se curan.
  9. Recuerda que no has nacido para prensa de colores. Ni confitería, ni platos fuertes: sirve mejor el buen bocado de la vida limpia y esperanzadora, como es.

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