Nos pasamos la vida tomando decisiones y actuando en función de ellas, y aunque siempre intentamos hacer las cosas lo mejor posible, es inevitable correr riesgos y equivocarnos. Por ello es muy importante que sepamos asumir nuestros fallos, aprendamos de ellos e intentemos sacar el lado positivo.
1. Actitudes más frecuentes |
Hay personas que no son capaces de asumir la responsabilidad de sus equivocaciones. Creen que nunca comenten errores y los atribuyen a la mala suerte o a malas actuaciones por parte de los demás. Otros tienen una actitud pasiva y prefieren no tomar ninguna decisión antes de equivocarse, nunca se arriesgan, no soportan el fracaso. Suelen tener muy baja autoestima y para ellos cometer un error es algo terrible y difícil de encajar. Suelen ser personas dependientes y prefieren que otros decidan por ellos. Estas personas difícilmente van a fracasar pero igualmente tampoco van a avanzar. Por otro lado, hay quien reacciona y actúa con seguridad y, ante las equivocaciones, pone en marcha todo lo que está a su alcance para salir adelante. Son personas luchadoras que ante cualquier error, estudian los motivos e intentan aprender y sacar experiencia de ellos. |
2. Reconoce y asume tus errores |
Lo primero que hay que hacer es analizar los fallos lo más objetivamente posible, estudiar motivos que nos han llevado a equivocarnos y reflexionar sobre ello. Es muy importante ser sinceros con uno mismo y tratar de encontrar la verdadera razón del fracaso. Debemos responsabilizarnos de nuestras actuaciones y decisiones y estudiar cómo lo podríamos hacer mejor la próxima vez que no ocurra algo similar. Hay que evitar poner excusas o justificarnos pensando que somos inútiles o que no somos capaces de hacerlo bien. Cuando uno se equivoca es normal sentir cierta angustia o desconcierto pero hay que evitar que la ansiedad nos paralice o nos lleve a pensamientos negativos que afecten a nuestra autoestima. |
3. Actitudes positivas |
- Aprende de la experiencia. Utiliza el error para motivarte e intentarlo de nuevo. Utiliza la situación en tu propio beneficio, no olvides que haberte equivocado te ofrece información para mejorar tu forma de actuar y decidir en un futuro ya que, es bien sabido que hay muchas situaciones que se repiten varias veces en la vida. Ante situaciones similares no te derrumbes ni te autocompadezcas, ten muy presente que estas situaciones nos permiten madurar y crecer interiormente. - Rectifica cuando sea posible. No te paralices, actúa, rectifica cuando sea posible, pide ayuda de tus amigos, etc. Nunca dejes de luchar con conseguir tus objetivos, la ilusión es la clave para superar un fracaso. Utiliza toda tu energía para luchar por aquello que quieres, sin derrumbarte. Esto te va a ayudar a madurar y a aprender cada día algo nuevo. Quienes no aprenden de sus errores suelen tropezar una y otra vez con el mismo problema. Esto es porque prefieren ignorar sus fallos como mecanismo de defensa antes que admitir su equivocación. Aprender de los errores implica analizar cómo debemos comportarnos para no volver a repetir modelos de conducta equivocados.
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