Por Fátima Cáceres.
El ambiente político Dominicano se
debate en estos momentos entre la posibilidad de permitir al ex presidente
Leonel Fernández retomar las aras del poder o que el gobernante actual, Danilo
Medina consiga su propósito de modificar la Carta Magna para alcanzar la tan
codiciada reelección. Si esto se hiciera por las vías idóneas creo que todos
los apoyaríamos en sus respectivas aspiraciones.
El dicho aquel que reza que ¡Quien tenga
más saliva, que coma más hojaldras! Es lo
que se aplica en la Patria de Duarte, Sánchez y Mella, ¡Qué triste que cada
contienda se gane de esa manera!, y por si fuera poco cuando parecería que
hemos visto todo no nos dejan perder la capacidad de asombro, ya que en el
capítulo de hoy, la prensa nacional se hace eco de la noticia: “Reelección por
reelección” una de las propuestas que se baraja para facilitar un acuerdo entre
Medina y Fernández con miras a la
reforma constitucional y así permitir la continuidad por un período más. La
oferta es para aquellos que se niegan a acatar la decisión del Comité Político
de modificar la constitución para que el presidente Medina pueda repostularse
en los comicios del 2016.
Las mieles del poder atrapan de una manera que quien las ha
probado quisiera volver a tenerlas y quien tiene la oportunidad no quiere
renunciar tan facilmente a ellas.
A pesar de que el pueblo está consciente de las promesas
cumplidas o no, de las capacidades y limitaciones de cada candidato que se ha
sentado en la silla o que ha participado en sufragios anteriores, tiene memoria
corta y se deja embaucar del sensacionalismo del momento, o se deja llenar por
tres pesos que si bien no valen su consciencia sí su voto, porque ni siquiera
hay un criterio claro del derecho que nos roban al venderlo.
Basta ya de la política reciclada que nos propone ver como
buenos a aquellos que hemos sacado por malos y que no permite el avance de una
clase distinta a la politiquería que nos venden como opción de mejora,
bienestar y solución a las crisis económicas particulares que afronta la
familia dominicana. Quienes nos legislan o ejecutan las leyes no están ahí para
cumplir caprichos a un color, fueron escogidos por el pueblo y para el pueblo
aunque su concepto de pueblo se restrinja al partido al que representan.
Democracia no significa aceptar a cualquiera, es la libertad
soberana de escoger a quién queremos sin imposiciones de alguna índole, esta no
es la ley de votar por el menos malo, ni tampoco de que el 50 más 1 deba caer a
alguno de los que aspiran, ¿qué pasaría si ninguno ganara?, ¡ah! eso es fácil
iríamos a la segunda vuelta; pero ¿y si los ciudadadanos(as) les hiciéramos
entender que es nuestra la posibilidad de aceptarles o no?, dejarían de vernos
como un número de mayo y quizás cambiar su mentalidad respecto a cómo nos
tratan, dejen de subestimarnos y de vernos como experimentos de laboratorio.
Si tan seguros están de su aceptación en los dominicanos y
dominicanas permitan que seamos nosotros(as) quienes decidamos cuándo y quién.
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