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miércoles, 2 de abril de 2008

LA DOMINICANIDAD, ¿PERDIDA O IGNORADA?



Escribir lo que es el dominicano, es ver reflejado en un papel la esencia de cada persona que vive en este terruño.

Para entender el concepto de dominicanidad debemos de abarcarla dentro del contexto de los elementos que la forman: música, folklore, baile, cocina, bandera, escudo, himno, acta de nacimiento, cédula de identidad y electoral, constitución, gobierno, etc. Llamando a cada cosa por su nombre en vez de situarla dentro del conglomerado “Cultura, nacionalidad, sello de identidad”, tenemos tantas y valoramos muy pocas.

Existe la vaga idea de que ser dominicano es nacer en República Dominicana y/o tener un documento que lo acredite, y realmente es penoso ver que nisiquiera sabemos que nos identifica como pueblo.

E Algunos somos tan alegres que alborotamos fácilmente cualquier ocasión, poniendo la chispa que hacía falta para encender el fuego de un buen momento. Por cuestión de cultura por esta faceta nos catalogan como ruidosos.

E Somos un pueblo religioso, en donde Dios, los Santos, Jesucristo y la Virgen, así como, todo lo referente a la iglesia son las vigías de cada nuevo amanecer.

Por lo mismo de la religión somos: Cálidos, caritativos y entregados, lo cual nos lleva a desvivirnos si es necesario por alguien que requiera algo de nosotros.

Nuestra solidaridad llega a un extremo tal, que sin tener título, todos tenemos visión médica, sólo hace falta que alguien mencione: – Me duele la cabeza, y todos los que lo rodean le diagnostican una causa diferente y una medicina para su pronta recuperación –.

E Otro caso es el de la comida: Es poco usual llegar a un hogar dominicano a pleno medio día y que no te sirvan un plato de: Arroz, habichuela y carne, ¡ah! si hay un poquito de ensalada no se queda fuera del menú.

Aún no siento ésta hora, siempre hay para el que llegue.

Podemos ir a una fiesta y bailar mucho o bailar poco pero, ¿qué bailamos?

Se escucha un regaeton → 3 parejas en la pista y eso que es la música que está de moda.

Se escucha una bachatea → La pista se ve medio llena con 20 parejas.

Se escucha una salsa → La limpieza, quedan 2 parejas en la pista.

Pero cuando se escucha un buen merengue → hagan otra pista, porque la que había se llenó y hasta en la puerta hay gente bailando.

Esto es sólo un ejemplo simbólico de la multiplicidad de cosas que tenemos y que nos caracterizan como dominicanos, que estamos perdiendo y que hay que recuperar.

En República Dominicana tendemos a subestimarnos y a decir en primer lugar nuestras deficiencias. No en vano corre el dicho, “Que paisito este, donde al centavo le llaman chele, a la casualidad chepa, y a la buena gente pendejo”. Que falsedad y que daño han hecho dichos como éste. Todas esas cosas forman parte de las tradiciones y por ende de nuestra cultura.

Como la moneda: Nuestro peso dominicano, que cada día cuesta más y vale menos, hemos dejado que se devalúe por el afán de riqueza y, tener dólares y euros, ya que, con el paso del tiempo adquieren un valor significativo sin detenernos a pensar ¿Por qué?

Dicen las encuestas que preferimos gobierno de “mano dura” y que desconfiamos de la política, partidos y elecciones.

Pero también, es verdad que optamos por la democracia, creemos que la corrupción administrativa es algo serio y reconocemos la existencia del fraude electoral como cosa a superar.

Nos han sido legados muchos regalos de nuestros padres: Un nombre, lugar de procedencia una vida estable y legal en un país que es nuestro y es irónico pero cierto, que no sólo queremos viajar a otros países para conocerlos, sino más bien, viajar a Estados Unidos y uno de los sueños del dominicano es ser ciudadano americano.

Nos llenamos la boca en decir “Somos un pueblo libre y soberano”, de la soberanía aún nos queda algo; pero ¿y la libertad?, creo que libres nunca hemos sido.

Estamos tan acostumbrados a que nos manipulen la vida, que se nos hace tan difícil pensar por nosotros mismos y esto es una culpa que cargamos por razones históricas desde nuestra fundación como lugar existente en el mundo.

Somos libres e ignoramos tanto la libertad que la convertimos en libertinaje, haciendo y deshaciendo cada día; porque pensamos que no habrá un mañana y que cuando ya “yo no esté alguien lo disfrutará por mí y es algo que no puedo permitir”.
Todo esto es tan equivoco como el equivocarse, si hoy somos lo que somos y poseemos lo que tenemos, es porque alguien pensó en que había un mañana que labrar independientemente de que yo esté o no en él.

En fin, el punto no es que tenemos como dominicanos, sino que haremos para que no se pierda, puesto que aún hay patria porque luchar, no todo está perdido.

Entonces: ¿No tenemos o la ignoramos?

Fátima Cáceres
“Autora”

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