La Navidad, lenta para los espectáculos

Empresarios y artistas piensan que la crisis económica mundial se hace sentir en las fiestas

Frank Reyes, uno de los artistas que estará en el Roncierto Brugal el 31 de diciembre. Alfonso Quiñones

El ritmo de la Navidad va lento. Ha cambiado de merengue de calle a tiempo de bachata. Algunas señales lo demuestran. El tradicional pesebre que el Ayuntamiento colocaba en el 'obelisco macho' brilla por su ausencia, y en su lugar hay tubos de astas y banderas nacionales. El gran mural alusivo a las hermanas Mirabal, que desde hace unos tres años cubría el alto monumento, fue borrado para en su lugar poner un mural alusivo ... a la nieve ( es decir, lo pintaron de blanco de arriba abajo).

Para los artistas la cuestión parece moverse en igual dirección. Muchos de ellos no cuentan ni con la cantidad de presentaciones que por esta etapa se daban, ni con las mismas cifras de caché.

El empresario discográfico Franklin Romero lo ve así: "Diciembre para mí es de la más alta rotación. Ahora hay más grupos y más opciones que antes. Claro, como la gente no tiene presupuesto, todo baja. Hay compañías licoreras, de cerveza, que tienen artistas firmados en exclusividad y acá en Santiago, por ejemplo, donde actúa un artista de una, no actúa el artista de otra. Súmale la recesión económica. Quien hacía cinco fiestas, sólo hace dos ahora. Otro punto importante es la competencia entre los negocios. El año pasado había un 20% menos de negocios más o menos en esta ciudad. Por otra parte, la gente está saliendo menos, porque tienen menos poder adquisitivo", opinó, a la vez que dejó claro que su trabajo él no lo concentra en el país, pues "Aventura, que es su punta de lanza actúa aquí una vez al año, Eddy viaja muchísimo; Wason está repuntando muy bien afuera, al igual que El Jeffrey, quien ahora está en estudio, pero no deja de tener cuatro o cinco actuaciones a la semana". Y concluyó: "cuando veas que las discotecas abran sólo dos o tres días a la semana, piensa que la cosa está mal"Los bailes del Gobierno.

Kinito Méndez recordó que el pasado año las fiestas igual estuvieron flojas por culpa de los ciclones. "El 30% de los bailes son de instituciones del Gobierno, Este año tampoco los hay por culpa de la crisis. Hay unas 10 orquestas-marcas que no nos podemos quejar, gracias a las empresas privadas. Pero lo ideal sería que entraran las fiestas del Gobierno. En mi caso no ha habido crisis. estamos trabajando bien", dijo.

El empresario Luis Medrano dice que las perspectivas de las grandes orquestas se ven afectadas por la crisis. "La gran mayoría de las empresas privadas e instituciones del Estado se abstuvieron de realizar sus tradicionales fiestas con dos y tres orquestas, adaptándose a la gran crisis económica mundial", apuntó."Esto ha afectado el precio tradicional de las orquestas, así como la cantidad de actividades que realizan en el mes y la asistencia masiva a los bailes", afirmó, y expresó que la gente ha optado por celebrar en colmadones, clubes y hogares o en actividades gratuitas que realizan compañías como Presidente y Brugal. "Esto -subrayó- incide indiscutiblemente en las ventas de productos de consumo masivo como la cerveza, el ron y el refresco".

Otro de los artistas consultados fue El Chaval, quien ha tenido un excelente año con primeros lugares en las listas de Billboard. "Se debe en mucho a la situación económica mundial. Por esa razón, las personas optan por gastar su dinero en lo necesario, pero eso no quiere decir que la música no le esté llegando a la gente. Gracias a Dios a nosotros no se nos han caído fiestas".

El también empresario Raphy D'Oleo tiene otro punto de vista: "Es más terror psicológico que otra cosa. Todo el mundo quiere guardar dinero porque creen que en enero se acaba el mundo. Lógicamente, los organizadores de fiestas de empresas privadas han acudido en gran cantidad a los grupos llamados "copy band", capaces de hacer los disco más pegados de los grupos más populares, con igual calidad que los originales".Según D'Oleo esa situación trae consigo que sea necesario una "revisión del mercadeo que hacen con esos artistas. Se acabó eso de 300 y 400 mil por baile, no importa cómo se llame el grupo. Las empresas que los contrataban han prefefrido distribuir el dinero que se gastaban entre sus empleados. Eso llevará a los grupos a revisarse, porque muchas veces lo que existe es líderes que cobran más caro que otros por envidia o por caprichos personales, no basando las decisiones comerciales en nada de estudio mercado", manifestó.