Cuantas veces, usted ha escuchado decir, “esa mujer está loca”. Asumiendo la definición que nos ofrece Wikipedia, la locura es la “privación del juicio o del uso de la razón”, aunque, hasta final del Siglo XIX se entendía como tal, a un determinado comportamiento del ser humano, que rechazaba las normas sociales establecidas. Es sin lugar a dudas esta última definición, la que se aplica para denominar la conducta de la mujer dominica en ciertas circunstancias.
Esa mujer está loca, dejó a su marido, dizque porque le pegó los cuernos, “también que la tenía. Esa mujer está loca, denunció a su marido, por un empujón que le dio, “aunque ella fue la culpable”. Esa mujer está loca, internó a mi hijo por consumo de drogas.; Esa mujer está loca, dejó al novio “de tan buena familia”; Esa mujer está loca, mira con el negro que se casó; Esa mujer está loca, viste con la mini que anda; Esa mujer está loca, oíste como habla de sexo; Esa mujer está loca, mira, andando con todos esos hombres.
Esa mujer está loca, defendiendo a la cuerito de su hija; dizque menor de edad, “esa busca macho”.
Así, mil locuras más adornan a gran parte de la mujer dominicana, las más cuerdas actúan diferente, esas, aguantan los cuernos. El empujón. Deja al hijo robando en las calles. Se casa con el blanco, aún no la haga sentir mujer. Anda más forrada que un niño envuelto. No habla de sexo, habla de mármol y por lo regular no anda con hombres, porque tiene que jugar o tomar el té y claro su locura interna no la exhibe socialmente, se la traga. La mujer loca, por alguna de las causas mencionadas, ha logrado reconocer la miseria que le rodea, ha identificado sus flaquezas y errores, y por ende actúa tratando de recoger su capacidad para razonar.
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