El trabajo y la poca coincidencia de los horarios de padres e hijos está abriendo una brecha negativa
Más de una vez he visto con preocupación, como tanto padres como madres asumen como “algo normal” que sus hijos más o menos a partir de los tres años ven novelas junto al servicio de la casa o en el peor comparten este momento junto a sus propios familiares.
Escenas dirigidas a consumidores adultos son embutidas a los niños, por lo general con el consentimiento de sus propios progenitores, para después escuchar la avalancha de quejas porque “ese niño o niña está presentando actitudes impropias para su edad”.
Asimismo muchas producciones, supuestamente realizadas para la población infantil están cargadas de violencia y de mensajes poco éticos y desvalorizados, que los niños asumirán como “lo correcto” y todo esto por la falta de supervisión de sus padres o tutores respecto a la programación televisiva, que los mismos niños crean a su antojo.
De ninguna manera se plantea que los padres se conviertan en tiranos y no les permitan unos minutos de esparcimiento frente a la pantalla chica, pero sí es necesario que se regule a lo que tienen acceso y los horarios que disponen para ello, sin que la práctica tenga riesgo de convertirse en adicción o en grave interferencia para la realización de tareas y deberes.
Recuerde que los niños almacenan todo tipo de información que reciben, sean de la escuela, de sus padres, de un cuento... y por supuesto, de la televisión. Por esa razón, el hábito de ver la tele todos los días está despertando una gran preocupación por parte de muchísimos padres sobre la calidad de los contenidos que están siendo asimilados por sus hijos, como también sobre qué postura deben tener delante de sus estos respecto a la costumbre de ver la tele; la televisión es una fuente efectiva para la formación de actitudes, adquisición de habilidades y la formación del comportamiento del niño. Es un medio de socialización. Los niños ven a la tele para distraerse, reducir las tensiones, y obtener información. Además, hay niños que ven la tele porque desde muy temprana edad les fue impuesta y a ellos no les queda otro remedio.
La televisión no es una niñera
La televisión es la actividad líder de los niños. El tiempo que ellos dedican a la tele varía en función de la edad, sexo, clase social y está directamente relacionado con el tiempo dedicado por los padres. Así que los padres deben ser un ejemplo.
No es justo achacar a un solo medio de difusión de información y de entretenimiento, lo que puede también ser culpa de muchos padres.
Si en el ambiente del hogar los padres tienen la costumbre de ver la tele, seguramente los niños les seguirán. En muchos hogares, la televisión ejerce el papel de compañía, una especie de "niñera". Hay que estar atentos al habito de ver la tele de los niños.
Es necesario conocer más profunda y particularmente su terreno, para evitar que nuestros hijos adquieran conductas agresivas, erróneas,... aprendidas por imitación.
o se puede olvidar que nuestros pequeños están iniciando su formación y que todo lo que vean, escuchen, y vivan, pesará sobre todo.
La violencia de la televisión y los efectos emocionales en el niño. Según algunas publicaciones del Instituto Nacional de Salud Mental de los Estados Unidos, la violencia expuesta en la televisión lleva al niño a desarrollar conductas agresivas. Gran parte de esas conductas son aprendidas a través de la observación y retenidas por largos espacios de tiempo.
La televisión surte efecto en las áreas emocionales del niño. Influye en sus intereses y motivaciones, y en su formación integral. Cuanto más violencia vea el niño en la tele, menos sensibilidad emocional él tendrá ante la violencia, y pasará a usar la agresión como respuesta a las situaciones conflictivas.
Cuanto más violencia en la televisión, menos sensibilidad de los niños.
Aparte de eso la observación de escenas de dolor, horror y sufrimiento resulta en sentimientos que son descargados en forma continua durante o después de la observación de programas de contenido violento. De contenidos violentos se pueden llamar a las escenas que impliquen la destrucción, lesiones o daño (físico y/o psicológico) a personas, animales o cosas. La acción de los actores, los movimientos de la cámara, el ritmo del montaje y el desarrollo de la escena de violencia constituyen una desproporcionada fuerza de impacto en la televisión, hasta el punto de que, en mayor o menor grado, se pueda tomar por real lo ficticio.
Pero, quitando la violencia, los niños también pueden aprender algo positivo de la televisión. Algunos valores sociales como la cooperación, la amabilidad con los demás y también algunos aspectos relacionados con su escolaridad. Todo dependerá de la orientación y control que tengan de sus padres.
El papel de los padres frente a este problema. De los 4 a los 5 años de edad, los niños establecen hábitos permanentes y características emocionales, a través de la imitación y la identificación. La imitación es consciente, pero la identificación es inconsciente y ocurre por la adopción de pautas de conducta y actitudes de personas significativas para él.
Por esa razón, es necesario estar vigilantes cuanto a los efectos de la televisión en el niño y específicamente cuanto a la violencia televisiva. Escenas violentas pueden generar conductas agresivas en los niños, por el simple hecho de aprenderlas e imitarlas.
Si los padres están de acuerdo con que sus hijos vean la televisión, primero deben estar seguros de que sus hijos tengan experiencias positivas con la tele.
El padre y la madre deben ser compañeros de su hijo, ayudando a los niños delante de la televisión
- Asistiendo los programas de televisión con ellos.
- Eligiendo programas apropiados para el nivel de desarrollo del niño.
- Poniendo límites a la cantidad de tiempo: no más que una o dos horas al día; apagando la tele durante las horas de la comida y de los estudios.
- Apagando los programas que no les parezcan apropiados para su hijo. - Evitando siempre los programas con violencia explícita. Las telenovelas, noticiarios, o dramas pueden causar sufrimientos innecesarios a un niño.
Algunas sugerencias
Estimulando discusiones con sus hijos sobre lo que están viendo mientras miran a los programas juntos; señalando el comportamiento positivo como la cooperación, la amistad, etc. ; haciendo conexiones de lo que están viendo con situaciones reales o de estudio; relacionando sus valores personales y familiares con los que ven en la tele; discutiendo con ellos sobre el papel de la publicidad y su influencia en lo que se compra; estimulando al niño para que practique deportes, y se envuelva en pasatiempos y en estar con amigos de su misma edad. No permita a niños con edad inferior a los 2 años a que miren la televisión.
1. Otras medidas de los padres
Evite los dibujos animados que muestren a sus personajes sufriendo. Eso es muy común en las grandes películas de dibujos animados, en las que el niño se angustia al identificarse con el personaje. No hay evidencia de beneficios en que un niño sufra al ver una película infantil.
- Haciéndoles saber que los personajes en las películas son desempeñados por actores y no por personas reales, ellos comprenderán que esas actitudes no son “normales”, sino poco deseadas.
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