
Ha pasado mucho de eso pero igual sigo detestando mi foto
del pasaporte, de hecho no conozco a alguien que le encante la foto de su
licencia, pasaporte o cédula de identidad.
Hemos llegado a un extremo tal con los filtros, apps de
edición que si comparamos las
fotografías de alguno de estos documentos con nuestras publicaciones en redes
sociales somos personas muy diferentes.
Lo irónico es que le pedimos
a la sociedad que sea auténtica cuando
cada vez más nos enmascaramos detrás de
esta nueva tecnología y tantas cirugías de moda.
Dejamos de valorar lo importante de una persona y lo imprescindible
no es lo que vives o con quien lo vives sino como lo pongo más bonito para
publicar.
Hoy sácate los filtros y vive a tu manera que si a los
demás no les parece lindo, ¡Qué más da, es tu vida!
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