La próxima elección, deben ser una expresión del pueblo a través de las instituciones políticas, a la cual, le faltan por despejar, sólo dos variables: el reformismo y la rabia colectiva en contra de un partido… y el temor al exceso de control político. Habrá, entretanto, cuatro frentes de guerra, la movilización, las encuestas, el discurso y los amarres. El PRD, cuenta con entusiasmo y movilizará a fondo, peleará las encuestas, pero carece de medios para asegurar la compra de los resultados de las mediciones intermedias hechas para publicidad y, su discurso, aún carece del apoyo de sus mejores voceros; su candidato, ha empezado la etapa de amarres de chivas en los mandos medios del reformismo.
El PLD, que movilizara gente de un pueblo a otro, cuenta con los medios, producirá o adquirirá resultados de encuestas desacreditándolas todas y mantendrá a sus mejores voceros, con cargos públicos copando los medios. Concretará por otro lado, sus negociaciones con las organizaciones del viejo bloque, en donde hay banderas, pero pocos votos.
El Reformismo, dividido en la diáspora –los que están fuera de las siglas– que representan el 70% de la matrícula y la institución jurídica, jugará su último papel político, determinante, no por la cantidad de votos vinculados, ni por su capacidad de trabajo electoral, sino porque esta será su primera guerra electoral de sargentos por su comida o supervivencia.
Los estudios indican, que 80% del primer grupo, van en contra del PLD y del Gobierno, sobre todo, del PLD local y, en el PRSC nominal, la cuestión, es parecida: pero ahí también la rebelión es de los chiquitos, que con 7 años halando aire, no quieren renovarle sus beneficios a los jerarcas.
Resumo, la diáspora con posiblemente 350 mil votantes, ya tiene integrada la intención de votos en los dos bloques mayoritarios, pero convive e incide, en otros 200 mil, que sufragaron por la franquicia en el torneo presidencial pasado, pendiente de distribuir su caudal.
Carlos Morales, reina, mas no gobierna, ganando tiempo: el PRSC es un barco sin timonel, lleno de marinos amotinados: ¿A qué puerto arribará y con cuánta gente a bordo? Eso es algo que nadie sabe. De hecho, hace cinco meses, cuando aún había tiempo, parecía que a Hipólito le convenía un PRSC con candidato propio, que evitara la alianza de éste con el PLD, ahora, empieza a parecer lo contrario; ahora a quien podría convenir un candidato colorao, es a Danilo, porque así retiene, fuera del caudal blanco un 2% o 3% de votos institucionales, que si hay alianza roja y morada, se irían al blanco en rechazo.
Las ponencias en la Asociación de Industria, para uno de los disertantes, por cansancio, mal trabajo de su equipo o lo que fuera, resultó negativa, rompió la matriz publicitaria de “preparación personal en contra de improvisación” y obligó a sacrificar una basa electoral, antes de tiempo, la candidatura vicepresidencial, por lo que hoy, solo falta que se despeje la variable colorá, de ella depende la necesidad de crecimiento de uno y la estabilidad sobre cincuenta más uno, del otro: no hay segunda vuelta, pues sólo compiten dos.
Ahora bien, hay acelerantes en las variables sociales, sobre todo, cuando un competidor se sale de los extremos tradicionales, admisibles o éticos. Esto es peor, si la institución ha vendido una imagen asociada al respeto a la ley, a las normas y a la moral: Danilo es un buen hombre, pero en el PLD, algunos, han roto los límites y quieren ser aplaudidos, andan sin control, ofendiendo, no sólo con su riqueza sino con su prepotente altanería y, últimamente, unos pocos, liban las aguas del chantaje y la extorsión, buscando por la fuerza, lo que su candidato podría tener con un estrechón de manos: la gente no ve la contienda entre Hipólito y Danilo, por eso no importa ni aporta nada un vice: es la gente en contra de un estilo partidario y de gobierno, en contra del control absoluto del país por cuenta de un pequeño grupo. En ese escenario, los reformistas son los más sectarizados.
Dirán que falta la variable MVM, pero no es cierto, está despejada: MVM se mantendrá como esta, en una labor institucional que no debe colidir con el candidato, atendiendo sus problemas financieros originados por su entrega varios años a su partido y, dentro de los límites que como empresario, le impone su situación, quien espere más de ahí o pretenda ejercer un control sobre él, fruto de esta situación, despertará con jaqueca.
Pero en política todo puede cambiar, con el tiempo, quizá parezca imposible que el PLD se vuelva una organización de gente humilde, sencilla, servidora, agradecida, justa, equilibrada y que distribuya los bienes públicos que administra entre todos los dominicanos sin colores políticos, demostrando que Balaguer se equivocó cuando les llamó de aquella manera en Baní, pero un milagro no vendría mal en esta contienda y mejoraría la crisis de estos meses.
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