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lunes, 20 de agosto de 2012

¿Es la inteligencia cuestión de género?

LOS CAMBIOS POR LOS QUE ATRAVIESA LA SOCIEDAD HAN ENFRENTADO AL HOMBRE Y LA MUJER EN UNA COMPETENCIA DE HABILIDADES EN LA QUE CADA UNO BUSCA PROBAR LA SUPREMACÍA.




Ángel García

El alto nivel de competitividad en que está sumergido el mundo moderno ha encarado al hombre y la mujer en un desafío que cada día adquiere nuevos niveles. Cada uno quiere demostrar ser más inteligente y capaz. 

Para saber quién es más inteligente, si el hombre o la mujer, se hace necesario determinar qué es la inteligencia y si esta capacidad está ligada al sexo. El psicólogo norteamericano Howard Gardner la define como la capacidad de resolver problemas o elaborar productos que sean valiosos en una o más culturas. Desde la visión de Gardner todos los seres humanos están capacitados para desarrollar ampliamente su inteligencia. 
Históricamente los estudiosos del área han dividido la inteligencia en tres tipos: cognitiva, emocional y social; pero a partir del nuevo milenio se puso en boga el concepto de “inteligencia espiritual”; capacidad de mantener el equilibrio entre lo interior y lo exterior. Según el presidente de la Sociedad Dominicana de Psiquiatría, José Miguel Gómez, esta  facultad no se queda en lo tangible, sino que procura alcanzar la realización de lo inmaterial como forma de lograr la satisfacción plena.
Para la psicóloga y directora del Centro Vida y Familia, Ana Simó, la inteligencia no está ligada al sexo, donde existe diferencia es en el conjunto de habilidades que el ser humano desarrolla producto de su inteligencia individual: “En eso influye el tipo de aprendizaje, cuál de los hemisferios se haya desarrollado más, pero no tiene que ver con el género, está más ligado con las habilidades que cada individuo desarrolla”. 
En los años 80 era muy tomado en cuenta el coeficiente de inteligencia para contratar personal en las empresas, pero hoy día no se le da tanta importancia, pues la teoría de la “Inteligencia Emocional” de Daniel Goleman ha demostrado que una persona puede tener un alto coeficiente de inteligencia y no ser quien toma las mejores decisiones en un momento dado.  

CÓMO PROBAR LA INTELIGENCIA
Existen diferentes formas de medir la inteligencia y entre las más comunes están el test Wics, el Wisc-r, el test gestáltico Visomotor de Bender, el Stanford-Binet. Algunos psicólogos entienden que también se pueden tomar en cuenta las calificaciones obtenidas en las escuelas y universidades así como las habilidades que posea un individuo para encarar un problema determinado.

“Hay personas que entienden que el nivel de inteligencia se puede demostrar a través de las competencias que haya ganado una persona, pero yo no comparto esa postura, pues ese tipo de persona que necesita estar probándose sólo demuestra ser insegura y teme que le quiten su puesto”, expresa la psicóloga Ana Simó. 

RETO
Los individuos del siglo XXI tienen el desafío de vencer los paradigmas que les fueron impuestos por las generaciones pasadas.
 

La inteligencia y los roles sociales
Las sociedades antiguas, en su mayoría machistas, asignaron roles sociales para cada sexo. En estas comunidades los hombres eran los encargados de administrar el Estado, mientras que la mujer estaba relegada a un segundo plano en las tareas del hogar.

Diversos estudiosos de la conducta humana coinciden en que el desarrollo que ha experimentado la sociedad en los últimos años ha sido determinante para reducir las desigualdades que existen entre hombres y mujeres.
“El tipo de educación que se desarrolló en las sociedades pre capitalistas, era una educación desigual y excluyente. Eso permitió que el hombre fuese quien sentara la base del conocimiento y organizara la sociedad a partir de sus creencias. En el mundo actual eso ha cambiado, hoy día las mujeres son mayoría en las escuelas y universidades y ocupan importantes cargos en la administración estatal”, señala el psiquiatra José Miguel Gómez.
Rompiendo los roles
Algunos investigadores de la conducta humana coinciden en que la situación que se ha producido en la etapa actual de la evolución social ocurre porque el propio estado de desarrollo de la especie humana ha superado las limitaciones que existían. 

“El cambio de roles demuestra la gran adaptabilidad de la especie humana. Las nuevas circunstancias obligan a una redefinición de los roles tradicionales. De todas formas, la naturaleza previó una división básica de roles, asignándole un predominio a la mujer en la reproducción (matriz, senos, etc.), y un predominio al hombre en la producción de bienes para el consumo (mayor fuerza, estatura y agresividad)”, explica el psiquiatra José Dúnker.
Contrario a lo que sucedía en el pasado, cuando los hombres eran mayoría en las aulas y en las empresas, las mujeres hoy son mayoría en los centros educativos y mantienen buen promedio en los puestos laborales. 
En relación al tema, la psicóloga Ana Simó entiende que lo que está sucediendo es que el hombre es más conformista. “Muchos entienden que hay más mujeres que hombres, pero no es así, es que el hombre tan pronto consigue un trabajo y empieza a ganar un dinerito se conforma, contrario a la mujer, que no es muy dada a abandonar sus estudios”.
Para Dúnker la mujer es más aplicada que el hombre, en la escuela, en el trabajo y en la casa. Sin embargo, el hombre exhibe mayor iniciativa para los grandes proyectos. Afirma que los grandes inventores, en todas las ramas, son hombres.

Inteligencias diferentes 
En concepción de Gómez, el cerebro del hombre y la mujer es diferente y muchas de las conductas que ocurren entre ambos sexos se corresponden a ciertas diferencias en sus estructuras cerebrales. 

“Hay tres diferencias anatómicas claras entre el cerebro femenino y el masculino: primero, el hombre tiene un cerebro más grande, probablemente debido a que tiene un cuerpo más grande. Segundo, el cuerpo calloso que comunica los dos hemisferios cerebrales es más desarrollado en la mujer, lo cual la hace más diversificada (varias tareas al mismo tiempo). Tercero, los núcleos intersticiales del hipotálamo son cuatro, y en dos de ellos la diferencia es neta entre el hombre y la mujer”, explica Dúnker. 
Desde la visión del psiquiatra, estas diferencias cerebrales hacen que ambos desarrollen inteligencias diferentes, lo cual no implica superioridad. Este enumera tres diferencias fundamentales: “Primero, las mujeres superan a los hombres en el manejo de la lengua, mientras que los hombres las superan  en cuestiones matemático-espaciales. Segundo, la mujer exhibe una mayor inteligencia emocional, mientras que el hombre suele tener una mayor inteligencia racional. Tercero, la mujer es más sociable, y el hombre es más agresivo”.
Según explica Gómez, la mujer tiende a focalizar la fijación hacia los detalles, es más perseverante en cuanto a sus planes, es más emotiva, menos ilusa y pragmática que el hombre. 

DIFERENCIAS EN LA SOCIALIZACIÓN

De acuerdo con el psiquiatra José Miguel Gómez, las féminas tienen mayores actitudes gregarias frente a los conflictos, pues el hombre no tiende a sociabilizar como una forma de salir de sus problemas.

“Las mujeres puedan superar más rápido los estresores psicosociales, pues cuando tienen problemas, cuenta con un comité de apoyo que le dan ánimo, mientras que cuando el hombre atraviesa por una crisis se lo guarda para él, es por eso que en muchos casos recurre a la violencia o tiende a aislarse para esconder sus sentimientos”.
Gómez entiende que la conducta del “macho” está muy vigente en este tipo de sociedades. 

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