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Se dice mucho de cuidar el corazón, el hígado ¿y los riñones?
Este órgano cumple funciones vitales para el organismo, tales como la regulación de la presión arterial, la eliminación del exceso de ácidos del organismo, el mantenimiento de una composición constante de los líquidos del organismo y la síntesis de hormonas que participan en producción de glóbulos rojos y en la calcificación de los huesos.
La pérdida progresiva de estas funciones se denomina enfermedad renal crónica o insuficiencia renal crónica y en estadios avanzados sólo existen dos formas de sustituir las funciones del riñón: diálisis y trasplante renal.
La frecuencia de la enfermedad renal crónica está en aumento. Más de 500 millones de personas en el mundo padecen alguna forma de daño renal. Las causas más importantes son la hipertensión arterial y la diabetes. Actualmente, existen en el mundo 240 millones de diabéticos y un billón de hipertensos.
La presencia de enfermedad renal crónica está asociada con un aumento del riesgo cardiovascular. Tanto es así que la muerte de causa cardiovascular aumenta 8 veces en el paciente enfermo de los riñones.
Aproximadamente 1.7 millones de personas en el mundo reciben diálisis y esta cifra aumenta entre un 5% y un 8% por año en los países desarrollados, debido al aumento de la población añosa, la alta prevalencia de diabetes e hipertensión arterial, la mejor sobrevida de las personas en diálisis y el poco egreso por trasplante renal.
2. Mantener el peso dentro de los límites normales.
3. Realizar actividad física regular, de 2 a 3 veces por semana durante al menos 30 minutos.
4. No fumar.
5. Controlar periódicamente la presión arterial.
6. Cheque de laboratorio anual con glicemia, perfil lipídico y función renal.
7. Cumplir con un examen de orina anual en busca de pérdida de proteínas por riñón.
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