la clase, pero lo que sí recuerdo con mucha frecuencia es la dinámica
que se realizó.
Nos sentamos todos en círculo, y nos pidieron a Norma y a mí que nos
sentáramos juntos.
La instructora dijo: 'Supongamos que Juan Pablo y Norma se acaban
de casar. Ellos han construido su hogar, establecido sus normas, son
felices. Con el tiempo viene el primer hijo.' Llamaron a uno de los
jóvenes y le pidieron que se sentara entre nosotros.
'Norma y Juan Pablo le dan la bienvenida a su hogar.
Viene entonces el segundo hijo'. Pidieron a otro de los jóvenes que se
sentara al lado de su 'hermano', entre nosotros.
'La familia va creciendo, Norma y Juan son muy buenos padres y
literalmente dedican su vida a ellos.'
En la dinámica tuvimos tres o cuatro hijos más. En cada ocasión
pidieron a alguno de los jóvenes o jovencitas que se sentaran en medio de
nosotros.
'El tiempo pasa', continuó la instructora, 'y llega el día en que los hijos hacen
su propia vida.
Primero, Julio se casa y forma su propio hogar.' Nuestro primer hijo se
se levantó y ocupó su nuevo lugar, y así sucesivamente. Cuando todos
terminaron de irse, la instructora hizo una pausa y dijo: Ahora miren la
distancia que existe entre ellos.'
Efectivamente, había entre nosotros una distancia de 6 ó 7 sillas vacías.
'¿Qué pudo haber causado ese hueco enorme? Juan Pablo y Norma han
cometido un gran error, han permitido que sus hijos se interpongan entre
ellos; y ahora que están de nuevo solos, si acaso, tendrán que empezar a conocerse.
La instructora nos explicó el error de darlo todo por nuestros hijos...
Explicó que la base del fundamento del hogar no son los hijos, sino la
pareja y que ésta debe permanecer unida contra viento y marea.
De hecho, el mejor regalo que se puede dar a los hijos es saber que sus
padres se aman y que permanecen unidos y así ellos aprenderán a amar en
función de cómo se aman sus padres.
Si los padres no salen juntos, no se siguen cortejando, no se hablan con
'tiernos acentos' y no se comunican entre ellos de manera frecuente y especial
es escasa la probabilidad de tener hijos espiritual y emocionalmente estables
y cuando ellos partan de casa, nos encontraremos incomunicados.
No es egoísmo, por el contrario, es un seguro de vida para ellos y para
nosotros mismos.
Primero la pareja. Son los hijos los que deberán acomodarse.
La vida familiar no tendrá que girar en torno a ellos, sino en torno de los padres.
Tengamos el valor de decir: 'Primero mi pareja', o irnos preparando, muy
posiblemente, para pasar una vejez solitaria, por no haber aprovechado la
oportunidad que tuvimos para construir una vida en pareja.
Sigue estas sencillas reglas y tendrás éxito...
1. SOLTERO O SOLTERA
PRIMERO TUS PAPÁS.
2. CASADO O CASADA
EN PRIMER LUGAR: TU PAREJA
EN SEGUNDO LUGAR: TUS PADRES.
3. CASADO O CASADA CON HIJOS
EN PRIMER LUGAR: TU PAREJA
EN SEGUNDO LUGAR: TUS HIJOS
EN TERCER LUGAR: TUS PADRES.
SI CAMBIAS EL ORDEN EN CUALQUIERA DE LOS PUNTOS...
PROBABLEMENTE TENDRÁS UNA VEJEZ SOLITARIA
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