Bye bye a todo lo viejo!

Uno de mis consejos favoritos de Feng Shui es el que recomienda deshacerse de todo aquello que sobra cuando termina el año. La idea es soltar todo lo que se ha convertido en una carga o un peso muerto, impidiendo el libre flujo de la energía, y hacer espacio para lo nuevo. Esto se puede hacer sólo por fuera (con la ropa, los trastos de la casa, etc.), pero tiene una repercusión por dentro (en nuestros pensamientos, relaciones, hábitos...).

Es, sin duda, una forma de renovarnos que puede resultar mucho más sencilla y efectiva que esos propósitos grandilocuentes de año nuevo que se desvanecen como muñecos de nieve bajo el sol a medida que avanza el mes de enero.

¿Qué tirar, donar, reciclar, desechar, dejar? Literal y metafóricamente, muchas cosas. Por ejemplo:

-Todos los muebles, objetos de decoración o trastos que llenan tu casa y que no te gustan.
-La ropa que cuelga de tu armario desde hace años y que no te pones ni te vas a poner.
-Los discos, libros y películas que abarrotan tus estanterías aunque nunca más vas a volver a sacarlos de sus envoltorios.
-Los amigos a los que ves por compromiso o que te hacen sentir mal.
-Las viejas ideas heredadas de tu familia y con las que no estás de acuerdo.
-Las creencias que te limitan.
-El trabajo que detestas y que te hace sentir frustrado y desaprovechado.
Etc, etc, etc.

Todo esto conviene hacerlo en un día que estemos de buen humor y repletos de energía, pues si no resultará agotador luchar contra las mil y una excusas que brotarán de nuestro 'pepito grillo' interior: "Me da pena tirarlo", "Es que es de marca", "Fue un regalo de mi suegra, la pobre", "Con lo caro que me costó", "Qué van a pensar", "Nos conocemos de toda la vida", "La gente nunca cambia", "Me da pereza", "No voy a encontrar nada mejor", "Lo guardo por si acaso"...

Superarlas todas... ¡qué alivio!