La felicidad es una elección. si la vida no te sonrríe hazle cosquillas. jajajajaja
Estos días, miles de copas se entrechocan en brindis que piden al año nuevo salud, dinero y amor. O sea, ser felices. Pero ¿qué es lo que nos hace felices? Aunque cada cual tiene su fórmula, es interesante señalar que los científicos, sociólogos y demás investigadores están realizando cada vez más estudios para averiguarlo. Según una información publicada en el diario El País, en los dos últimos años se han realizado casi 30.000 investigaciones al respecto e incluso existe un Journal of Happiness Studies (revista de estudios sobre la felicidad).
La conclusión general de todos los estudios es que, en efecto, el bienestar material y el dinero nos satisfacen porque nos hacen ser autosuficientes y cubren nuestras necesidades básicas. Sin embargo, el hecho de tener muchas cosas materiales acaba convirtiéndose en una costumbre, en algo que damos por hecho, y no conlleva un aumento del bienestar, sino más bien al revés: mayor tensión, más cargas y compromisos y dificultad para disfrutar con las cosas sencillas.
Además, las personas que tienen dinero para pagar todo tipo de servicios (canguros, residencias para los mayores, asistencia doméstica, etc.) tienden a alejarse emocionalmente de su familia y amigos ya que no necesitan pedirles ayuda u ofrecérsela a ellos, lo cual puede generar una nada feliz sensación de aislamiento y falsa invulnerabilidad.
Uno de los estudios, realizado por la Universidad de Stanford, revela algunas de las cosas que, en general, nos hacen felices: tener una relación sentimental estable, amigos y soporte social, más creatividad y productividad en un trabajo satisfactorio y bien pagado, más actividad y energía vital, una buena salud física y mental, capacidad de autocontrol, altruismo o longevidad. Todo esto se puede traducir en cosas sencillas y cotidianas que todos conocemos. Por ejemplo, veamos una investigación realizada entre 1.000 mujeres que publicó la revista Science, en la que las encuestadas calificaron sus actividades como satisfactorias o desagradables. Entre las primeras ganaron el sexo, salir con amigos y relajarse ante la tele. Lo que a ninguna le gustaba era dormir poco o tener una agenda laboral muy estresante.
Y un dato interesante: aunque los estudios se basan en encuestas y ofrecen respuestas generales, no debemos olvidar los matices. Por ejemplo, que personas operadas de cáncer pueden sentirse más felices que otras sanas, y que es posible ganar la lotería y, después de un tiempo, no ser más feliz que el vecino.
La conclusión general de todos los estudios es que, en efecto, el bienestar material y el dinero nos satisfacen porque nos hacen ser autosuficientes y cubren nuestras necesidades básicas. Sin embargo, el hecho de tener muchas cosas materiales acaba convirtiéndose en una costumbre, en algo que damos por hecho, y no conlleva un aumento del bienestar, sino más bien al revés: mayor tensión, más cargas y compromisos y dificultad para disfrutar con las cosas sencillas.
Además, las personas que tienen dinero para pagar todo tipo de servicios (canguros, residencias para los mayores, asistencia doméstica, etc.) tienden a alejarse emocionalmente de su familia y amigos ya que no necesitan pedirles ayuda u ofrecérsela a ellos, lo cual puede generar una nada feliz sensación de aislamiento y falsa invulnerabilidad.
Uno de los estudios, realizado por la Universidad de Stanford, revela algunas de las cosas que, en general, nos hacen felices: tener una relación sentimental estable, amigos y soporte social, más creatividad y productividad en un trabajo satisfactorio y bien pagado, más actividad y energía vital, una buena salud física y mental, capacidad de autocontrol, altruismo o longevidad. Todo esto se puede traducir en cosas sencillas y cotidianas que todos conocemos. Por ejemplo, veamos una investigación realizada entre 1.000 mujeres que publicó la revista Science, en la que las encuestadas calificaron sus actividades como satisfactorias o desagradables. Entre las primeras ganaron el sexo, salir con amigos y relajarse ante la tele. Lo que a ninguna le gustaba era dormir poco o tener una agenda laboral muy estresante.
Y un dato interesante: aunque los estudios se basan en encuestas y ofrecen respuestas generales, no debemos olvidar los matices. Por ejemplo, que personas operadas de cáncer pueden sentirse más felices que otras sanas, y que es posible ganar la lotería y, después de un tiempo, no ser más feliz que el vecino.
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