A la pareja llevamos todo lo que somos, lo bueno y lo malo o mejor dicho lo que ayuda a crecer a la relación y lo que daña a la relación y esto en definitiva es lo que me ayuda a crecer a mí y a la otra persona y lo que me hunde a mí y a mi pareja; porque cuando hundo a mi pareja también me hundo yo; porque cuando le digo al otro: "Tú no vales nada", también me lo estoy diciendo a mí mismo-a; porque si el otro no vale nada, qué hago yo ahí en esa relación con alguien que no vale nada. Si estoy ahí es porque tampoco yo valgo nada. Y todo este diálogo es de locos.
Sabemos por la física que todos somos energía y que la energía ni se crea, ni se destruye, sino que se transforma. Todos somos energía en constante transformación, en constante cambio, en constante evolución. Todos somos preciosos, somos un trocito de universo encarnado; pero esto lo hemos olvidado y tenemos que recuperarlo para ser felices.
Todos los estigmas que tengo en mí mismo-a, los voy a depositar en mi pareja, y si no pongo conciencia en esto, me transformo en un eslabón de la cadena que se perpetúa una y otra vez, generación tras generación. Tal como me hicieron daño a mí, y si no le pongo conciencia, me convierto en un promotor de lo disfuncional que hace daño a los demás. Para romper esta transmisión de dolor y daño heredado, hace falta poner conciencia. Hace falta sanar las heridas que llevo dentro de mi ser, sacar la rabia por el daño recibido y después perdonar y comprender por la inconsciencia del daño que nos fue infringido.
Preguntarnos en un momento determinado si queremos seguir siendo perpetradores de daño, dolor y sufrimiento o si queremos romper este maleficio e iniciar un nuevo periodo de reconocimiento, de valoración, de entrega a mí mismo-a y a mi pareja.
Realmente la relación de pareja es algo maravilloso si ambos miembros están en lo mismo, es algo precioso que se va construyendo día a día, instante a instante y que consiste en el descubrimiento y desenvolvimiento mutuo.
En no regatear un minuto de felicidad de dar al otro y de recibir del otro.
En realidad deberíamos pensar en la verdad de nuestra vida, y la verdad de nuestra vida es que la muerte nos acecha constantemente y que en cualquier instante podemos pasar de la vida a la muerte y que este reconocimiento nos ayude a entregarnos a lo que tenemos si pensamos que merece la pena o a abandonarlo y buscar lo que realmente queremos.
La clave
La mayoría de los aspectos que machacamos a nuestra pareja, tienen que ver con aspectos que nos fueron machados a nosotros. La mayoría de las cosas que pedimos a nuestra pareja tiene que ver con nuestras propias carencias, agujeros, conflictos no resueltos. ¿Cuál es el conflicto que tengo con “eso” que pido a mi pareja?. La toma de conciencia de mí y de mi realidad en estos momentos de mi vida. De presencia en lo que estoy. De hacerme responsable de mí, de mis carencias, agujeros y conflictos permitirá que pueda compartir con el otro.
Terapia Gestalt
Estos son los tres pilares de esta terapia: conciencia de dónde estoy y cómo estoy yo en estos momentos de mi vida, presencia, y responder por lo que hago, es decir actuar con responsabilidad.
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