Un estudio realizado en niños menores de ocho años demostró por qué éstos desobedecen cuando se les imponen reglas ligadas a aspectos personales, pero en temas sociales se muestran más dispuestos a cooperar.
Valentina está a punto de cumplir los cinco años y Macarena, su madre, la describe como el "huracán" de la casa. Uno de sus juegos favoritos es desobedecer y jactarse de doblarle la mano a Macarena. Valentina se encargó de hacerle entender a su madre que imponerle las reglas no será un tarea fácil.
Es lo que tres psicólogas de las universidades de California, Illinois y Ontario profundizaron en un estudio a 60 niños entre cuatro y siete años. ¿El objetivo? Revelar las variables que condicionan la respuesta de un niño frente a las reglas. El resultado fue concluyente: cuando las reglas estaban ligadas a temáticas morales y sociales, como "no golpees a tus amigos" o "no tomes lo que no te pertenece", los niños se mostraron más dispuestos a seguirlas. Todo cambió cuando las reglas se involucraban con su espacio personal, por ejemplo, la elección de vestuario o los amigos para jugar. "Los niños sienten que tienen más de un derecho a réplica cuando los padres les ordenan reglas relacionadas con aspectos de su vida personal", señala a
Pero, ¿cómo niños tan pequeños logran distinguir estos dos tipos de reglas? Según Hansen, entre los tres y los cinco años los menores empiezan a descifrar las situaciones que están dentro de su dominio personal y las que son de carácter obligatorio. "Por lo general, los padres están más dispuestos a negociar en asuntos que forman parte del espacio personal del niño, como por ejemplo: ¿qué quieres ponerte hoy?", explica. Esto le da entender al niño que en estas ocasiones su opinión podría importar. En cambio, las normas éticas y sociales son interpretadas como aduanas para ingresar a los distintos grupos sociales, por lo que las interpretará como algo obligatorio, dejando de lado la resistencia.
SENTIDO DE
Hay más. El psicólogo clínico infanto-juvenil, Ladislao Lira, dice que es importante darle el espacio al hijo para elegir. "Al sentirse considerado, el niño podrá ir desarrollando su autonomía como ser humano". Practicar la negociación con el menor fomentará su carácter y lo convertirá en alguien más reflexivo, evitando una futura rebeldía o, como dice el estudio, problemas psicológicos, como depresiones. De este mismo modo, "los padres también deben tomar conciencia del sentido que tiene la norma que están imponiendo, para poder explicarle al niño por qué se le está diciendo que no", agrega Lira.
De latercera.com
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