Al despertar cada día, Dios te regala una aventura sin estrenar. Pide ayuda a Dios para vivirla bien. Levantate con prontitud venciendo la pereza. Saluda al Señor y ofrécele el nuevo día que ha llegado. Es también una buena ocasión para saludar y ofrecer tu día a Nuestra Señora, la Virgen María, que es tu Madre del cielo.
Te doy gracias, Díos mío, por haberme creado, redimido, hecho cristiano y conservado la vida. Te ofrezco mis pensamientos, palabras y obras de este día. No permitas que Te ofenda y dame fortaleza para huir de las ocasiones de pecar. Haz que crezca mi amor hacia Ti ya hacia los demás.
0 comentarios:
Publicar un comentario