El café, esa deliciosa bebida caliente, tiene cada día más investigaciones a su favor. Aunque durante mucho tiempo se lo consideró dañino para la salud, diversos estudios recientes recalcan los nutrientes que tiene y los componentes activos con potenciales beneficios para cuerpo.
El café se produce a partir de las semillas y frutas del cafeto. Este arbusto es originario de Asia y África, pero hoy en día se cultiva en países de todo el mundo por su importancia comercial. Uno de sus principales (y más famosos) componentes activos es la cafeína, un alcaloide que tiene efectos estimulantes en el sistema nervioso central.
Este compuesto, de gusto amargo, es el responsable de los efectos más utilizados del café: ahuyentar el sueño y restaurar la atención y el nivel de alerta. En menor medida, la cafeína se encuentra en otras infusiones como el té y el mate.
UNA POSIBLE HERRAMIENTA PARA LA SALUD
Según investigaciones reciente, el café podría ser aún más útil de lo que se creía. Además de aportar nutrientes como el calcio, podría estar asociado a una disminución en el riesgo de desarrollar la diabetes tipo 2, un mal que según la Organización Mundial de la Salud afecta a cerca de 200 millones de personas.
Este estudio, publicado en la Revista Americana de Nutrición Clínica, concluyó que beber café durante el almuerzo disminuye en tres veces el riesgo de contraer esta patología.
Otro estudio -publicado en la revista científica Circulation- encontró que tomar dos o tres tasas diarias de café disminuye el riesgo de infartos cardíacos en las mujeres.
Esta investigación fue muy amplia ya que siguió de cerca las pautas alimenticias y salud de miles de mujeres de Estados Unidos durante 25 años.
Shelley McGuire, de la Asociación Americana para la Nutrición, dijo que cada día hay más estudios que avalan que una "taza de café humeante por la mañana puede contribuir a la salud. Yo soy una investigadora, pero todavía creo que las comidas y bebidas que han sido parte de nuestra cultura por generaciones son probablemente buenas para nosotros, o al menos no resultan malas si se consumen con moderación.
Nos resulta particularmente interesante un estudio clínico que sugiere que el café podría bajar la inflamación crónica e incluso subir el colesterol bueno. Yo, por mi parte, voy a disfrutar aún más de mi café cotidiano".
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