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miércoles, 20 de abril de 2011

El castigo físico

Algunos padres consideran que un bofetón a tiempo o un buen cachete pueden ser efectivos en la educación de los hijos. Sin embargo, numerosos estudios demuestran que no tienen ningún resultado positivo, y que el riesgo y las consecuencias que se derivan de ello son muy serias.

Concepto de castigo físico

Entendemos por castigo físico cualquier tipo de agresión corporal como tirones de orejas y pelo, azotes, cachetes o bofetadas, que algunos padres realizan sobre sus hijos con la intención de educar o corregir una conducta concreta no deseable. En el caso de que no hubiese intención de educar, estaríamos hablando de maltrato físico.

La mayoría de los padres que pegan a sus hijos no lo hacen con intención de hacer daño, sino porque se encuentran ante una circunstancia que les desborda, por falta de recursos para resolver esa situación o porque realmente creen que están educando.

No obstante, hemos de señalar que dar un pescozón en un momento determinado no convierte a los padres en personas violentas, el problema surge cuando lo hacen de forma habitual.

¿Es un medio eficaz para educar?

Hay padres que consideran esta práctica como un medio eficaz para corregir. Incluso podemos decir, que es una costumbre bastante aceptada en nuestra sociedad. Sin embargo, numerosos estudios demuestran, que no tiene efectos educativos. Pegar sólo causa en los niños dolor y tristeza, además de hacer que se sientan humillados y ofendidos.

Con el castigo físico se logra interrumpir la mala conducta o reprimirla,pero no se aprende la conducta correcta. El niño aprende que será castigado por determinados comportamientos, pero no recibe explicaciones que le permitan entender porqué su comportamiento no es aceptable ni qué debe hacer para cambiarlo.

Las víctimas del castigo físico tienden a imitar el modelo de trato agresivo que ellos reciben. Son niños que en su trato con los demás utilizan con frecuencia las peleas, las malas formas y las amenazas. Los hijos aprenden por imitación, un niño que es pegado por sus padres tiene más posibilidades de ser violento. Pegar a los hijos les enseña a pegar, genera más violencia.

Efectos del castigo físico

El castigo físico tiene efectos negativos tanto en quien lo realiza como en quien lo sufre. La mayoría de los padres suelen tener sentimientos de culpa y malestar después de haber pegado a sus hijos y, los efectos que causa en los hijos, son numerosos y ninguno de ellos positivo. Entre ellos destacamos:

- Disminuye la autoestima y produce desconfianza hacia los padres. Los niños necesitan sentirse queridos y protegidos, precisan el afecto y la seguridad que sus padres pueden ofrecerles. Por ello, cuando son pegados por sus padres, sienten desconfianza y resentimiento hacia ellos, se sienten traicionados y eso, afecta especialmente a su desarrollo personal y a su autoestima.

- Se aprende a actuar con violencia. Cuando se vive en un ambiente en el que predomina la falta de respeto y la humillación de un cachete o un tirón de orejas, se aprende a actuar de igual forma y la manera de relacionarse en el colegio o con los amigos será mediante la fuerza. Utilizará la violencia verbal y física como un medio para resolver conflictos.

- No aprenden la conducta adecuada, sólo obedecen por temor a sus padres y someten su voluntad a los deseos de ellos por miedo a las represalias.

- Les produce dolor, tristeza y soledad, junto con sentimientos de rencor y resentimiento hacia sus padres por los que se sienten humillados y menospreciados, y van albergando en su interior un deseo creciente de salir de casa.

- La violencia que algunos padres aplican sobre sus hijos, aunque sea leve o moderada, deja secuelas emocionales que durarán toda la vida.

Alternativas para no pegar

Educar a los hijos no es una tarea fácil, sino que requiere paciencia y dedicación. No debemos actuar por impulsos y caer en el error de pegar para rectificar sus comportamientos. Tenemos que evitar el castigo físico buscandoalternativas sin la presencia de éste. Para ello, podemos tener en cuenta las siguientes sugerencias:

- Debemos pensar en el diálogo y la comprensión como el mejor medio para educar. A través del diálogo nuestros hijos reciben explicaciones de lo que esperamos de ellos y qué conductas son aceptables y cuales no. Corregimos con palabras, damos explicaciones y llegamos a un entendimiento.

Hemos de utilizar la conversación como un método constructivo en el que se corrige con afecto y con explicaciones útiles que sirven para modificar la conducta no deseada.

- Un método muy eficaz para corregir un comportamiento inadecuado, esutilizar castigos no físicos que estén relacionados con la mala conducta. Es decir, si nuestros hijos no ordenan su cuarto, no dejarles salir hasta que lo hagan; si se pelean por el mando de la televisión, castigarlos si tele ese día o si llegan tarde a casa, dejarlos sin salir al día siguiente.

- Es fundamental calmarse antes de castigar. No podemos dejarnos llevar por la rabia y el impulso de dar un bofetón o cualquier otra práctica violenta ante una mala conducta de nuestros hijos. Serenarnos y reflexionar sobre cómo actuar nos ayudará a contener la rabia y a no pegar.

- Marcar claramente límites y normas a nuestros hijos y hacerlos cumplir,saber decir no de forma firme y tratarlos siempre con respeto.

- Tener claro que pegar es un método destructivo que no tiene ningún efecto positivo ni educativo. Con los golpes sólo se interrumpe una conducta no deseada, pero el niño no aprende a corregirla. Debemos tener normas claras y hacerlas cumplir sin someter ni pegar a nuestros hijos.

- Los padres tienen que conseguir que sus hijos tengan confianza en ellos y procurar que ante situaciones difíciles, no teman a sus reacciones, sino que por el contrario encuentren en ellos el apoyo y la ayuda que necesitan. Para ello, es necesario ganar su confianza desde que éstos son muy pequeños, día a día, compartiendo tiempo con ellos.

Dª. Trinidad Aparicio Pérez

Psicóloga. Especialista en infancia y adolescencia.

Granada.pulevasalud.com

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